lunes, 17 de diciembre de 2012

La formación del profesorado en recursos tecnológicos.

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Después de todo lo visto hasta ahora, podría concluir que la formación del profesorado en recursos tecnológicos es algo fundamental. Sin embargo, si me quedara ahí estaría pasando por alto algo fundamental que también se concluye de todo lo dicho hasta ahora. Ese algo es la necesidad y la importancia de cambiar el paradigma educativo que rige en las instituciones de educación formal (y sería también muy deseable hacerlo en los contextos no formales, como familias, barrios, etcétera).
“Evidentemente, una escuela que obliga a niños activos a sentarse ante pupitres para estudiar materias en su mayor parte inútiles, es una escuela mala. Sólo es una buena escuela para quienes creen en semejante escuela, para los ciudadanos sin ánimo creador que quieren niños dóciles, no creadores, que encajen en una sociedad cuya norma de éxito es el dinero.” (Neill, 1974, pp. 19–20)
Precisamente creo que ahí radica el quid de la cuestión. De toda la problemática social, personal y humana que expuse en el tema 3, surge la incipiente necesidad de dar un vuelco a esas instituciones educativas ancladas en el autoritarismo y la reproducción y segregación sociales. La necesidad de dar un vuelvo, y aprovechando el enorme potencial educativo que estas podrían tener dada la plasticidad de los individuos, poder dar respuesta a los siguientes retos:
· Ser capaces de contribuir a desarrollar personas autónomas y críticas, capaces de leer el complejo mundo que nos rodea, así como escribir sobre él para transformarlo y emanciparnos.
· Fomentando para ello las capacidades de creatividad, iniciativa, resolución pacífica de conflictos, investigación-acción, reflexión, trabajo en grupo, gestión inteligente de las emociones...
· Y de hacer esto en un mundo globalizado, lleno de corrientes migratorias, multiculturalidad...; en el que los avances tecnológicos y la información alcanzan dimensiones difícilmente concebibles; lo que implica saber lidiar con la sociedad de la información (seleccionar, discernir, etcétera).
· Y además hacer todo esto en un mundo como el actual, en el que reina un gran individualismo y una compresión del tiempo y el espacio cada vez mayor. Y una falta bastante grande de valores adecuados para el desarrollo humano ; mientras que reinan menos positivos (consumismo...)
“[…] las características más relevantes que condicionan, a mi entender, los procesos de socialización de las generaciones actuales. […] la ideología posmoderna que corresponde a la estructura económica del liberalismo radical del mercado está transformando de forma acelerada valores y actitudes aparentemente bien asentados en las sociedades llamadas modernas y occidentales. El absoluto relativismo cultural e histórico, la ética pragmática del todo vale, la tolerancia superficial entendida como ausencia de compromiso y orientación, la competencia salvaje, el individualismo egocéntrico, junto al conformismo social, el reinado de las apariencias, de las modas, del tener sobre el ser, la exaltación de lo efímero y cambiante, la obsesión por el consumo, pueden considerarse las consecuencias lógicas de una forma de concebir las relaciones económicas que condicionan la vida de los seres humanos, reguladas exclusivamente por las leyes del mercado.”(Pérez Gómez, 1999, p. 88)
· En definitiva, hablo de un desarrollo global de las personas para un mundo en todas sus facetas. Y hablo también de hacer esto desde un enfoque interdisciplinar, concediendo la importancia que se merece a la Educación con las familias; fomentando la consolidación de democracias participativas, conciencias humanitarias, y participación política y social activas. Enseñando a las personas a pensar por sí mismas en un mundo tan cambiante e incierto, y fomentando el proceso de empoderamiento que consiste en descubrir y ayudar a descubrir las muchas capacidades que tenemos, entre ella nuestra capacidad de crear, de ser nosotras mismas y de hacer realidad muchos de nuestros anhelos.
Y todos estos retos pienso que no pueden ni mucho menos afrontarse desde el paradigma socializador de la escuela del siglo XIX (que venimos arrastrando desde hace unos añitos ya...).
““Respuestas correctas", especialización, estandarización, competencia estrecha, adquisición ávida, agresión, desapego. Sin ellas, nos ha parecido que la máquina social no podría funcionar. No debemos culpar a las escuelas de crueldad cuando sólo han cumplido con lo que la sociedad les ha pedido. Pero la razón por la que necesitamos una reforma radical de la educación es que las demandas de la sociedad están cambiando radicalmente. No cabe duda de que las características humanas que hoy en día se inculcan dejarán de ser funcionales. Ya se han tornado inapropiadas y destructivas. Si la educación continúa siendo como solía, la humanidad terminará destruyéndose tarde o temprano.” (Leonard, 1968)
La respuesta, desde mi punto de vista, pasa por una transformación radical de los sistemas educativos obsoletos. En este sentido, me parece que un paradigma muy acertado es el de educar en competencias. Entendiendo por competencias:
“La capacidad de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada. Supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz”. (Pérez Gómez, s. f., p. 10).
Según el informe hecho por la comisión presidida por Delors para la UNESCO a propósito de la Educación del siglo XXI (Delors, 1996), estas competencias podrían agrupares en cuatro pilares básicos: Aprender a conocer, a hacer, a vivir juntas y a ser.
Una educación para el ser humano, como persona y miembro de la sociedad, en una experiencia global, que dure para toda la vida a nivel cognoscitivo y práctico”. (Ibid.).
Podría extenderme más sobre cada uno de estos pilares (o agrupaciones de competencias), pero no deseo extenderme más de lo debido teniendo en cuenta que tanto mis compañeros como ustedes los profesores tendrán que leer este y otros muchos documentos.
Me interesa más hablar de las comunidades de aprendizajes como una propuesta educativa capaz de contemplar y basarse en estos cuatro pilares, haciendo así frente a los retos educativos y a la problemática social de la que hablaba al principio de este epígrafe. Sin embargo, como señala el equipo de Comunidades de Aprendizaje del País Vasco (Luis Jaussi, 2012), la creación o transformación de una institución educativa requiere cuestionarse muchas cosas en lugar de delegar toda la “culpa en el alumnado”.
Requiere cuestionarse la validez del propio método pedagógico, del clima psicosocial de relaciones humanas, los presupuestos implícitos en las prácticas pedagógicas. Requiere también de un fuerte compromiso del profesorado y de una adecuada formación que acerque a este a las experiencias que internacional y científicamente reconocidas están teniendo éxito con todo tipo de alumnado de las más diversas circunstancias.
Sin embargo, a pesar de todas las posibles dificultades y esfuerzo que esto pueda suponer para educadores como nosotros, creo que es lo más honesto que podemos hacer. Creo también que es nuestro deber el ocuparnos del crecimiento del otro. Y además de eso, y por último, creo que podemos hacerlo.
Y ya sin extenderme más, os doy las gracias por haber leído este documento, y os pido disculpas si os ha podido parecer demasiado extenso. Mis más cordiales saludos.

Ahora sí:
FIN

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