lunes, 17 de diciembre de 2012

Gestión del conocimiento a través de entornos personales de aprendizaje


Siguiendo un poco en la línea de lo dicho por mí hasta ahora, los entornos personales de aprendizaje suponen el siguiente paso evolutivo en el curso de mi reflexión pedagógica. Y esto es así porque precisamente los entornos personales de aprendizaje son una concepción de la Educación que va mucho más acorde con la mía, cómo he mencionado de manera indirecta en el tema anterior cuando hablaba de la motivación intrínseca y la extrínseca en relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Personalmente pienso que la relación entre la sociedad en la que vivimos, el tipo de personas que la constituimos y la Educación se basa en una fuerte relación de correlación (perdón por la redundancia). Esto quiere decir que la influencia recíproca es muy fuerte.
Personalmente pienso que la sociedad en la que vivimos adolece de una problemática muy acuciante. Al decir problemática me refiero a un conjunto de problemas interrelacionados entre sí de manera muy directa.
Estamos inmersos en grandes crisis, no sólo económico-financieras, sino también ecológicas, derivadas de la explotación de la naturaleza. Hablamos de superpoblación, y por tanto de problemas que se hacen más acuciantes e insostenibles (residuos radioactivos, agotamiento de recursos, envenenamiento y destrucción de océanos, bosques, pérdida de biodiversidad...).
Todo eso ello en un mundo globalizado, dónde los valores y formas organizativas de cada cultura tienden a disolverse en una sociedad cada vez más uniformada y controlada, dónde las personas y los recursos se valoran meramente cómo algo que da o no beneficios. Ello está haciendo que la política esté regida básicamente por puros criterios y valores económicos, por encima de cualquier otros valores. Y ello lo vemos muy claro en las sucesivas medidas que están adoptando nuestros gobernantes en esta farsa financiero-especulativa en la que estamos metidos. En definitiva, todo ese sistema que hemos creado que de esclaviza y destruye a los seres humanos y al planeta.
Si miramos un poco alrededor y observamos a nivel social cómo vivimos desde un punto de vista económico, psicológico, ecológico, psicoanalista, existencial y filosófico; vemos que hay muchas cosas que están mal, que hay que cambiar. Vemos que este mundo está loco cuando se deja llevar por tanta corrupción, violencia, egoísmo, avaricia y estrés. Un mundo movido por el dinero, que está por encima del valor de las personas, de disfrutar del momento y del resto de cosas esenciales de la vida.
Pues bien, parte de esa problemática la constituye un sistema educativo que constituye una de las raíces más profundas de dicha problemática, a pesar de tener un enorme potencial salvífico.
La Educación de hoy es notablemente irrelevante para el desarrollo humano, y esta irrelevancia puede bien ser la manifestación más significativa de la mortífera acidia1 en el mundo moderno. Como un elefante blanco con las mejores intenciones, el sistema educativo está entorpeciendo su propia función a través de su condición fosilizada. Si llegase a comprender cabalmente cómo en su obsolescencia perpetúa nuestra inmadurez colectiva, y se decidiese a emprender un rumbo nuevo; podría contribuir a nuestra evolución social más que ninguna otra cosa.” (Naranjo, 2004, p. 109)
Así pues, la Educación puede ser tanto un aparato de reproducción social como uno de transformación y evolución. En uno u otro caso, la Educación siempre ha sido un instrumento en manos del poder para la consecución de unos intereses determinados. Así, la escuela como institución propia de la modernidad, se concibe muchas veces como una herramienta para perpetuar y controlar un orden social determinado, especie de fábricas de “buenos ciudadanos”; masificada para toda la sociedad a través de una gran impersonalización e inflexibilidad burocrática caracterizada por la falta de sensibilidad, uniformización y alienación de la comunidad educativa.
Había que meterse todo aquello en la cabeza del modo que fuera, disfrutándolo o aborreciéndolo. Tamaña coerción produjo en mí un desaliento tan grande que, tras mi examen final, pasé un año entero sin encontrar el más mínimo placer en la consideración de ningún problema científico. … Debemos tener realmente por un milagro el que los métodos modernos de enseñanza no hayan sofocado aún del todo la curiosidad investigadora, ya que este germen delicado necesita no sólo estímulo, sino sobretodo libertad. Sin ella no puede sustraerse a la propia destrucción y desaparición. Pensar que el placer de la contemplación y la búsqueda puedan ser favorecidos mediante la coerción y el sentido del deber no es más que un error de grueso calibre. Por el contrario, estoy convencido de la posibilidad de anular la voracidad del predador más fiero y saludable, si pudiéramos obligarle con la ayuda de un látigo, a devorar continuamente, aún sin hambre, y sobretodo, si la comida suministrada bajo tal coacción fuera escogida de modo apropiado”. (Albert Einstein citado en Goodman, 1964)
Una escuela impersonalizadora y totalitaria, que suprime el yo interior de las personas en un proceso creciente de uniformización, a través de la repetición de ejercicios mecánicos y robóticos que vienen impuestos, la mayor de las veces carentes de sentido para las personas, que llevan precisamente a una falta de expresión del ser humano, tanto en el alumnado como en el propio profesorado.
Una escuela para la inutilidad muy útil. Una escuela de enajenación mental y personal. Una escuela adiestradora, una escuela conservadora de privilegios e ideas. Una escuela desinformadora. En definitiva, una escuela vacía para una sociedad borreguil que no se altera ante el hambre, la violencia, la guerra, la tortura, la muerte, la discriminación, la intolerancia y la frustración continua y la infelicidad”. (Martín Luego, 2007, p. 18)
Y precisamente, que la Educación sea así en un momento histórico y social como este en el que precisamente lo que necesitamos para reencaminar el alocado rumbo de la humanidad es una Educación que busque el desarrollo integral del individuo es un hecho que resulta sangrante. Y resulta sangrante precisamente porque tenemos los medios y la voluntad de muchas personas de querer contribuir con la Educación a la creación de un mundo mejor. Lo resulta precisamente porque tanto la Educación como las personas contienen un enorme potencial de cara a desarrollarse íntegra y armónicamente.
Y yo digo que es posible no ya desde mi intelecto o ideario, sino desde el conocimiento de muchas experiencias y personas que lo demuestran día a día. De hecho, actualmente estoy realizando mis prácticas en una escuela no directiva basada en las pedagogías de Montessori y Rebeca Wild. En esta escuela aprender no es una obligación ni mucho menos. Se parte de la concepción de que el ser humano al nacer ya dispone en su organismo de un interés innato por desarrollarse y aprender, y que la Educación debe facilitar espacios dónde ese organismo pueda desarrollarse, partiendo del respeto a la autonomía, necesidades e intereses de los niños y las niñas.
“Son las propias criaturas las que de forma libre van dirigiendo su propia actividad. El aprendizaje es libre y desarrollado por grupos de forma cooperativa, nada de coerción. Se basa en la propia vida y va dirigido a la vida, y busca la resolución de los propios problemas, el desarrollo de mentes creativas, abiertas y flexibles y la propia satisfacción de las necesidades.” (Soto Salmerón, 2011, p. 23)
Y es esa concepción del aprendizaje y la Educación la que yo concibo y comparto, y la que en gran medida coincide con la propia de los entornos personales de aprendizaje.
“Un PLE, por tanto, es un enfoque del aprendizaje, una forma de entender cómo se aprende. No se trata de un programa, ni de una plataforma. Tampoco es nada nuevo, porque se trata de un aprendizaje informal, sin programas... en el que tú te fijas tus objetivos y tomas decisiones sobre cómo vas a buscar información, con quién te vas a comunicar, etc.
Otra de las características de los PLE es que no hay evaluación, ni exámenes, ni títulos académicos; a lo sumo la satisfacción personal sobre lo aprendido y el proceso llevado a cabo en el propio aprendizaje .” (Sánchez Rodríguez & Ruiz Palmero, s. f.-c, p. 5)
De esta manera, el paradigma de los entornos personales de aprendizaje suponen una muy buena alternativa ante toda la crítica anterior acerca del sistema “educativo”. Así, sirviéndose de las redes sociales, los millones de blogs, plataformas virtuales y demás herramientas webs 2.0, las personas pueden ir dirigiendo su propio proceso de aprendizaje y desarrollo vital y personal. La labor del docente, desde mi punto de vista, estriba en facilitar ambientes que fomenten este desarrollo autónomo de las personas; sirviéndose, en este caso, del enorme potencial que ofrecen las nuevas tecnologías e Internet.
“Sin lugar a dudas una enseñanza “tradicional” dificultaría sobremanera la consecución de dichas capacidades, ya que se requiere de un papel activo por parte del alumnado y de un cambio de roles, pasando el profesorado a ser un facilitador del aprendizaje, un diseñador de situaciones de aprendizaje, un guía en dicho proceso. ” (Ibid. p.4)
Sin embargo, el gran reto para mí y a su vez aquel proyecto por el que yo apuesto es por una fusión entre el paradigma de los entornos personales de aprendizaje y el de las plataformas de aprendizaje y enseñanza colaborativos. Creo que de esa manera el potencial educativo de la red se ampliaría hasta límites insospechados. Sobretodo a medida que vayamos educando a personas libres y autónomas que conserven las ganas de aprender, así como las capacidades de crear e innovar. Así pues, venga, todo el mundo a aprender y a colaborar en la plataforma wikispaces que he creado, :).
1Con esta palabra el autor se refiere a la inercia psicoespiritual contraria a ese necesario desarrollo psicoespiritual de cada persona.

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