Siguiendo
un poco en la línea de lo dicho por mí hasta ahora, los entornos
personales de aprendizaje suponen el siguiente paso evolutivo en el
curso de mi reflexión pedagógica. Y esto es así porque
precisamente los entornos personales de aprendizaje son una
concepción de la Educación que va mucho más acorde con la mía,
cómo he mencionado de manera indirecta en el tema anterior cuando
hablaba de la motivación intrínseca y la extrínseca en relación
con los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Personalmente
pienso que la relación entre la sociedad en la que vivimos, el tipo
de personas que la constituimos y la Educación se basa en una fuerte
relación de correlación (perdón por la redundancia). Esto quiere
decir que la influencia recíproca es muy fuerte.
Personalmente
pienso que la sociedad en la que vivimos adolece de una problemática
muy acuciante. Al decir problemática me refiero a un conjunto de
problemas interrelacionados entre sí de manera muy directa.
Estamos
inmersos en grandes crisis, no sólo económico-financieras, sino
también ecológicas, derivadas de la explotación de la naturaleza.
Hablamos de superpoblación, y por tanto de problemas que se hacen
más acuciantes e insostenibles (residuos radioactivos, agotamiento
de recursos, envenenamiento y destrucción de océanos, bosques,
pérdida de biodiversidad...).
Todo
eso ello en un mundo globalizado, dónde los valores y formas
organizativas de cada cultura tienden a disolverse en una sociedad
cada vez más uniformada y controlada, dónde las personas y los
recursos se valoran meramente cómo algo que da o no beneficios. Ello
está haciendo que la política esté regida básicamente por puros
criterios y valores económicos, por encima de cualquier otros
valores. Y ello lo vemos muy claro en las sucesivas medidas que están
adoptando nuestros gobernantes en esta farsa financiero-especulativa
en la que estamos metidos. En definitiva, todo ese sistema que hemos
creado que de esclaviza y destruye a los seres humanos y al planeta.
Si
miramos un poco alrededor y observamos a nivel social cómo vivimos
desde un punto de vista económico, psicológico, ecológico,
psicoanalista, existencial y filosófico; vemos que hay muchas cosas
que están mal, que hay que cambiar. Vemos que este mundo está loco
cuando se deja llevar por tanta corrupción, violencia, egoísmo,
avaricia y estrés. Un mundo movido por el dinero, que está por
encima del valor de las personas, de disfrutar del momento y del
resto de cosas esenciales de la vida.
Pues
bien, parte de esa problemática la constituye un sistema educativo
que constituye una de las raíces más profundas de dicha
problemática, a pesar de tener un enorme potencial salvífico.
“La
Educación de hoy es notablemente irrelevante para el desarrollo
humano, y esta irrelevancia puede bien ser la manifestación más
significativa de la mortífera acidia1
en el mundo moderno. Como un elefante blanco con las mejores
intenciones, el sistema educativo está entorpeciendo su propia
función a través de su condición fosilizada. Si llegase a
comprender cabalmente cómo en su obsolescencia perpetúa nuestra
inmadurez colectiva, y se decidiese a emprender un rumbo nuevo;
podría contribuir a nuestra evolución social más que ninguna otra
cosa.” (Naranjo, 2004, p. 109)
Así
pues, la Educación puede ser tanto un aparato de reproducción
social como uno de transformación y evolución. En uno u otro caso,
la Educación siempre ha sido un instrumento en manos del poder para
la consecución de unos intereses determinados. Así, la escuela como
institución propia de la modernidad, se concibe muchas veces como
una herramienta para perpetuar y controlar un orden social
determinado, especie de fábricas de “buenos ciudadanos”;
masificada para toda la sociedad a través de una gran
impersonalización e inflexibilidad burocrática caracterizada por la
falta de sensibilidad, uniformización y alienación de la comunidad
educativa.
“Había
que meterse todo aquello en la cabeza del modo que fuera,
disfrutándolo o aborreciéndolo. Tamaña coerción produjo en mí un
desaliento tan grande que, tras mi examen final, pasé un año entero
sin encontrar el más mínimo placer en la consideración de ningún
problema científico. … Debemos tener realmente por un milagro el
que los métodos modernos de enseñanza no hayan sofocado aún del
todo la curiosidad investigadora, ya que este germen delicado
necesita no sólo estímulo, sino sobretodo libertad. Sin ella no
puede sustraerse a la propia destrucción y desaparición. Pensar que
el placer de la contemplación y la búsqueda puedan ser favorecidos
mediante la coerción y el sentido del deber no es más que un error
de grueso calibre. Por el contrario, estoy convencido de la
posibilidad de anular la voracidad del predador más fiero y
saludable, si pudiéramos obligarle con la ayuda de un látigo, a
devorar continuamente, aún sin hambre, y sobretodo, si la comida
suministrada bajo tal coacción fuera escogida de modo apropiado”.
(Albert Einstein citado en Goodman, 1964)
Una
escuela impersonalizadora y totalitaria, que suprime el yo interior
de las personas en un proceso creciente de uniformización, a través
de la repetición de ejercicios mecánicos y robóticos que vienen
impuestos, la mayor de las veces carentes de sentido para las
personas, que llevan precisamente a una falta de expresión del ser
humano, tanto en el alumnado como en el propio profesorado.
“Una
escuela para la inutilidad muy útil. Una escuela de enajenación
mental y personal. Una escuela adiestradora, una escuela
conservadora de privilegios e ideas. Una escuela desinformadora. En
definitiva, una escuela vacía para una sociedad borreguil que no se
altera ante el hambre, la violencia, la guerra, la tortura, la
muerte, la discriminación, la intolerancia y la frustración
continua y la infelicidad”. (Martín Luego, 2007, p. 18)
Y
precisamente, que la Educación sea así en un momento histórico y
social como este en el que precisamente lo que necesitamos para
reencaminar el alocado rumbo de la humanidad es una Educación que
busque el desarrollo integral del individuo es un hecho que resulta
sangrante. Y resulta sangrante precisamente porque tenemos los medios
y la voluntad de muchas personas de querer contribuir con la
Educación a la creación de un mundo mejor. Lo resulta precisamente
porque tanto la Educación como las personas contienen un enorme
potencial de cara a desarrollarse íntegra y armónicamente.
Y
yo digo que es posible no ya desde mi intelecto o ideario, sino desde
el conocimiento de muchas experiencias y personas que lo demuestran
día a día. De hecho, actualmente estoy realizando mis prácticas en
una escuela no directiva basada en las pedagogías de Montessori y
Rebeca Wild. En esta escuela aprender no es una obligación ni mucho
menos. Se parte de la concepción de que el ser humano al nacer ya
dispone en su organismo de un interés innato por desarrollarse y
aprender, y que la Educación debe facilitar espacios dónde ese
organismo pueda desarrollarse, partiendo del respeto a la autonomía,
necesidades e intereses de los niños y las niñas.
“Son
las propias criaturas las que de forma libre van dirigiendo su propia
actividad. El aprendizaje es libre y desarrollado por grupos de forma
cooperativa, nada de coerción. Se basa en la propia vida y va
dirigido a la vida, y busca la resolución de los propios problemas,
el desarrollo de mentes creativas, abiertas y flexibles y la propia
satisfacción de las necesidades.” (Soto Salmerón, 2011, p. 23)
Y
es esa concepción del aprendizaje y la Educación la que yo concibo
y comparto, y la que en gran medida coincide con la propia de los
entornos personales de aprendizaje.
“Un
PLE, por tanto, es un enfoque del aprendizaje, una forma de entender
cómo se aprende. No se trata de un programa, ni de una plataforma.
Tampoco es nada nuevo, porque se trata de un aprendizaje informal,
sin programas... en el que tú te fijas tus objetivos y tomas
decisiones sobre cómo vas a buscar información, con quién te vas a
comunicar, etc.
Otra de las características de los PLE es que
no hay evaluación, ni exámenes, ni títulos académicos; a lo sumo
la satisfacción personal sobre lo aprendido y el proceso llevado a
cabo en el propio aprendizaje .” (Sánchez Rodríguez & Ruiz
Palmero, s. f.-c, p. 5)
De esta manera, el paradigma de los entornos
personales de aprendizaje suponen una muy buena alternativa ante toda
la crítica anterior acerca del sistema “educativo”. Así,
sirviéndose de las redes sociales, los millones de blogs,
plataformas virtuales y demás herramientas webs 2.0, las personas
pueden ir dirigiendo su propio proceso de aprendizaje y desarrollo
vital y personal. La labor del docente, desde mi punto de vista,
estriba en facilitar ambientes que fomenten este desarrollo autónomo
de las personas; sirviéndose, en este caso, del enorme potencial que
ofrecen las nuevas tecnologías e Internet.
“Sin
lugar a dudas una enseñanza “tradicional” dificultaría
sobremanera la consecución de dichas capacidades, ya que se requiere
de un papel activo por parte del alumnado y de un cambio de roles,
pasando el profesorado a ser un facilitador del aprendizaje, un
diseñador de situaciones de aprendizaje, un guía en dicho proceso.
” (Ibid. p.4)
Sin
embargo, el gran reto para mí y a su vez aquel proyecto por el que
yo apuesto es por una fusión entre el paradigma de los entornos
personales de aprendizaje y el de las plataformas de aprendizaje y
enseñanza colaborativos. Creo que de esa manera el potencial
educativo de la red se ampliaría hasta límites insospechados.
Sobretodo a medida que vayamos educando a personas libres y autónomas
que conserven las ganas de aprender, así como las capacidades de
crear e innovar. Así pues, venga, todo el mundo a aprender y a
colaborar en la plataforma wikispaces que he creado, :).
1Con
esta palabra el autor se refiere a la inercia psicoespiritual
contraria a ese necesario desarrollo psicoespiritual de cada
persona.
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