Después
de todo lo visto hasta ahora, podría concluir que la formación del
profesorado en recursos tecnológicos es algo fundamental. Sin
embargo, si me quedara ahí estaría pasando por alto algo
fundamental que también se concluye de todo lo dicho hasta ahora.
Ese algo es la necesidad y la importancia de cambiar el paradigma
educativo que rige en las instituciones de educación formal (y sería
también muy deseable hacerlo en los contextos no formales, como
familias, barrios, etcétera).
“Evidentemente,
una escuela que obliga a niños activos a sentarse ante pupitres para
estudiar materias en su mayor parte inútiles, es una escuela mala.
Sólo es una buena escuela para quienes creen en semejante escuela,
para los ciudadanos sin ánimo creador que quieren niños dóciles,
no creadores, que encajen en una sociedad cuya norma de éxito es el
dinero.” (Neill, 1974, pp. 19–20)
Precisamente
creo que ahí radica el quid de la cuestión. De toda la problemática
social, personal y humana que expuse en el tema 3, surge la
incipiente necesidad de dar un vuelco a esas instituciones educativas
ancladas en el autoritarismo y la reproducción y segregación
sociales. La necesidad de dar un vuelvo, y aprovechando el enorme
potencial educativo que estas podrían tener dada la plasticidad de
los individuos, poder dar respuesta a los siguientes retos:
· Ser capaces de contribuir a desarrollar
personas autónomas y críticas, capaces de leer el complejo mundo
que nos rodea, así como escribir sobre él para transformarlo y
emanciparnos.
· Fomentando para ello las capacidades de
creatividad, iniciativa, resolución pacífica de conflictos,
investigación-acción, reflexión, trabajo en grupo, gestión
inteligente de las emociones...
· Y de hacer esto en un mundo globalizado,
lleno de corrientes migratorias, multiculturalidad...; en el que los
avances tecnológicos y la información alcanzan dimensiones
difícilmente concebibles; lo que implica saber lidiar con la
sociedad de la información (seleccionar, discernir, etcétera).
· Y además hacer todo esto en un mundo como
el actual, en el que reina un gran individualismo y una compresión
del tiempo y el espacio cada vez mayor. Y una falta bastante grande
de valores adecuados para el desarrollo humano ; mientras que reinan
menos positivos (consumismo...)
“[…]
las características más relevantes que condicionan, a mi entender,
los procesos de socialización de las generaciones actuales. […] la
ideología posmoderna que corresponde a la estructura económica del
liberalismo radical del mercado está transformando de forma
acelerada valores y actitudes aparentemente bien asentados en las
sociedades llamadas modernas y occidentales. El absoluto relativismo
cultural e histórico, la ética pragmática del todo vale, la
tolerancia superficial entendida como ausencia de compromiso y
orientación, la competencia salvaje, el individualismo egocéntrico,
junto al conformismo social, el reinado de las apariencias, de las
modas, del tener sobre el ser, la exaltación de lo efímero y
cambiante, la obsesión por el consumo, pueden considerarse las
consecuencias lógicas de una forma de concebir las relaciones
económicas que condicionan la vida de los seres humanos, reguladas
exclusivamente por las leyes del mercado.”(Pérez Gómez, 1999, p.
88)
· En definitiva, hablo de un desarrollo global
de las personas para un mundo en todas sus facetas. Y hablo también
de hacer esto desde un enfoque interdisciplinar, concediendo la
importancia que se merece a la Educación con las familias;
fomentando la consolidación de democracias participativas,
conciencias humanitarias, y participación política y social
activas. Enseñando a las personas a pensar por sí mismas en un
mundo tan cambiante e incierto, y fomentando el proceso de
empoderamiento que consiste en descubrir y ayudar a descubrir las
muchas capacidades que tenemos, entre ella nuestra capacidad de
crear, de ser nosotras mismas y de hacer realidad muchos de nuestros
anhelos.
Y todos estos retos pienso que no pueden ni
mucho menos afrontarse desde el paradigma socializador de la escuela
del siglo XIX (que venimos arrastrando desde hace unos añitos
ya...).
““Respuestas
correctas", especialización, estandarización, competencia
estrecha, adquisición ávida, agresión, desapego. Sin ellas, nos ha
parecido que la máquina social no podría funcionar. No debemos
culpar a las escuelas de crueldad cuando sólo han cumplido con lo
que la sociedad les ha pedido. Pero la razón por la que necesitamos
una reforma radical de la educación es que las demandas de la
sociedad están cambiando radicalmente. No cabe duda de que las
características humanas que hoy en día se inculcan dejarán de ser
funcionales. Ya se han tornado inapropiadas y destructivas. Si la
educación continúa siendo como solía, la humanidad terminará
destruyéndose tarde o temprano.” (Leonard, 1968)
La respuesta, desde mi punto de vista, pasa por
una transformación radical de los sistemas educativos obsoletos. En
este sentido, me parece que un paradigma muy acertado es el de educar
en competencias. Entendiendo por competencias:
“La
capacidad de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas
diversas de forma adecuada. Supone una combinación de habilidades
prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes,
emociones y otros componentes sociales y de comportamiento que se
movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz”. (Pérez
Gómez, s. f., p. 10).
Según el informe hecho por la comisión
presidida por Delors para la UNESCO a propósito de la Educación del
siglo XXI (Delors, 1996), estas competencias podrían agrupares en
cuatro pilares básicos: Aprender a
conocer, a hacer, a vivir juntas y a ser.
“Una educación para el ser humano, como
persona y miembro de la sociedad, en una experiencia global, que dure
para toda la vida a nivel cognoscitivo y práctico”. (Ibid.).
Podría extenderme más sobre cada uno de estos
pilares (o agrupaciones de competencias), pero no deseo extenderme
más de lo debido teniendo en cuenta que tanto mis compañeros como
ustedes los profesores tendrán que leer este y otros muchos
documentos.
Me
interesa más hablar de las comunidades de aprendizajes como una
propuesta educativa capaz de contemplar y basarse en estos cuatro
pilares, haciendo así frente a los retos educativos y a la
problemática social de la que hablaba al principio de este epígrafe.
Sin embargo, como señala el equipo de Comunidades de Aprendizaje del
País Vasco (Luis Jaussi, 2012), la creación o
transformación de una institución educativa requiere cuestionarse
muchas cosas en lugar de delegar toda la “culpa en el alumnado”.
Requiere
cuestionarse la validez del propio método pedagógico, del clima
psicosocial de relaciones humanas, los presupuestos implícitos en
las prácticas pedagógicas. Requiere también de un fuerte
compromiso del profesorado y de una adecuada formación que acerque a
este a las experiencias que internacional y científicamente
reconocidas están teniendo éxito con todo tipo de alumnado de las
más diversas circunstancias.
Sin
embargo, a pesar de todas las posibles dificultades y esfuerzo que
esto pueda suponer para educadores como nosotros, creo que es lo más
honesto que podemos hacer. Creo también que es nuestro deber el
ocuparnos del crecimiento del otro. Y además de eso, y por último,
creo que podemos hacerlo.
Y ya sin extenderme más, os doy las gracias
por haber leído este documento, y os pido disculpas si os ha podido
parecer demasiado extenso. Mis más cordiales saludos.
Ahora sí:
FIN